
El artículo de este mes quisiera dedicarlo a un tema que, desafortunadamente, es de difícil solución cuando ya se ha instalado en la vida de las personas que lo sufren, la drogadicción. De ahí la metáfora del billete de no retorno.
Aún siendo uno de los problemas principales a los que se enfrenta el ámbito de la salud mental actualmente, la adicción a una o varias drogas no se suele abordar hasta que la dependencia a la/s misma/s es tan grande que la solución a este grave problema se hace sumamente difícil, y el daño ya ha causado estragos en la persona que lo padece, tanto a nivel físico, psicológico, social, académico, laboral y familiar, el cual resulta bastante deteriorado, y al que hay que prestar especial atención, ya que los familiares directos suelen necesitar ayuda psicológica en muchas ocasiones.
Aunque los efectos y consecuencias del consumo son diversos dependiendo del tipo de droga, cantidad y frecuencia con la que se consume la misma, todos son perjudiciales y en ocasiones devastadores.
A nivel físico se ven afectados la mayoría de sistemas del cuerpo, desde el respiratorio y digestivo hasta el inmunológico que debilitado, no ejerce su papel de protegernos frente a diversas enfermedades a las que quedamos expuestos.
A nivel psicológico la influencia es también clara y notable, y se puede detectar incluso antes que los efectos físicos. Se produce un deterioro y enlentecimiento de la mayoría de procesos cognitivos (memoria, atención, lenguaje, pensamiento), hecho que repercute negativa y directamente en los ámbitos laborales y escolares, en los más jóvenes. Por otra parte, es un hecho también contrastado en diversos estudios que el consumo de determinadas drogas puede ser el detonante de varios trastornos mentales, a parte de una mala compañía de los mismos cuando la persona con el problema de drogadicción ya padecía alguna enfermedad mental anterior al consumo. Y finalmente, mencionar el grave deterioro que sufre la vida social, familiar, laboral y/o escolar. Dificultades para relacionarse con los demás, discusiones familiares continuas, abandono de estudios y puesto de trabajo, e incluso problemas judiciales son también frecuentes en la vida de las personas con problemas de drogadicción.
Después de todo lo mencionado con anterioridad, surgen varias preguntas: ¿cómo se llega a esta situación? ¿por qué no se solicita ayuda antes de que el problema se agrave?¿qué hace que en ocasiones no seamos conscientes de lo peligroso del consumo de determinadas sustancias? Hay muchos factores que influyen en el hecho de no saber dónde está el límite y de poner fin cuanto antes a ese consumo incipiente, y también en tomar la decisión de solicitar ayuda o no. Pero me gustaría remarcar la sensación de inmunidad que normalmente suele sobrevolar al consumo de drogas. Esta inmunidad, además, suele estar vinculada con el consumo de determinadas drogas socialmente aceptadas como el alcohol. En la actualidad, el primer contacto con este tipo de sustancias se está produciendo en jóvenes de 13 y 14 años, los cuáles comienzan a tomar la primera copa por diversión. En muchas ocasiones, este consumo a parte de hacerse cada vez más habitual y en mayores cantidades, puede ir acompañado del consumo de otras sustancias igual o más peligrosas. Pero no pasa nada porque es “normal”. Todo el mundo lo hace, no? Además, no es fácil darse cuenta de que se tiene un problema y de que se necesita ayuda, ya que el deterioro suele ser progresivo. En este punto, juegan un papel importante los familiares y amigos más cercanos, ya que pueden observar si se han producido cambios en el estado de la persona que se sospeche que tenga un problema de esta índole, y ayudarle en la medida de lo posible. Además de solicitar ayuda a los profesionales adecuados si fuera necesario.
Pero no está todo perdido, ya que tenemos una herramienta muy poderosa para intentar que este problema sea cada vez menos frecuente en nuestra sociedad, y es la prevención. Prevención a nivel familiar, educativo y estatal. Adoptando pautas educativas adecuadas para evitar un consumo temprano e inadecuado en los más jóvenes, impulsando medidas eficientes para evitar una percepción engañosa referente a las drogas, impartiendo campañas sensibilizadoras que aporten información clara y precisa sobre la problemática de la drogadicción, entre otras medidas.
Y, aunque difícil, no es imposible salir de un problema de tal magnitud, trabajando sin descanso, con mucho esfuerzo y con la ayuda adecuada y herramientas necesarias, sin olvidarnos de la importancia de un entorno fuerte que apoye y ayude a la persona afectada a tener una exitosa recuperación.
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