
Últimamente uno de los mayores trabajos del Partido Popular es crear problemas allí donde no los hay, desea aprobar una Ley que acaba de forma fulminante con la Ley de plazos y con la libertad de decidir de las mujeres a ser madres.
Nos ha costado muchos años sentar unas bases, donde se traduzca la autonomía de la mujer en la posibilidad de decidir libre y responsablemente si opta por la maternidad o no, cuando y con quién.
Me veo obligada a escribir estas líneas ante la sorpresa de estos días, en primer lugar, como mujer libre, consciente y responsable y en segundo lugar como miembro de un consistorio.
En ocasiones las votaciones que se realizan en la sala de plenos de nuestro municipio, no pueden cambiar las mentes ni conciencias de nuestros gobernantes centrales, pero muestra a nuestra ciudadanía la forma de pensar de los que aquí nos encontramos.
Es por ello, que mi sorpresa es mayor cuando en estos tiempos, RegidorAs de un partido político, mujeres modernas, libres y preparadas, votan en contra de una moción presentada por el equipo de gobierno, para defender la decisión de la mujer a seguir o no con su embarazo.
Sería una utopía pensar que el aborto desaparece con un prohibición… hay que recalcar que se sigue produciendo pero en peores condiciones para la vida o salud física de la mujer.
Retrocedemos en derechos una vez más, imponiendo leyes más restrictivas que años pasados, y volviendo a una sociedad marcada por el dinero, ya que las mujeres de primera, se podrán pagar un viaje y gastos para abortar libre y legalmente, con todas las garantías sanitarias, en cualquiera de los países de Europa que tienen una Ley como la que tiene hoy España y que Gallardón desea eliminar.
Y las mujeres de segunda que se deberán someter como antaño a abortos clandestinos, como si fueran delincuentes.
Junto a este clasismo subyace, además otra marca ideológica, y es que el Gobierno del PP y Gallardón están tratando a las mujeres Españolas como ciudadanas de segunda, sin capacidad para decidir por si mismas.
Ahora el esfuerzo de miles de mujeres, será luchar por mantener derechos ya ganados con la actual ley de plazos del 2010. Nos hayamos sin progreso en un estado aconfesional y democrático donde los políticos que realizan las leyes no deberían ser guiados por ninguna moral religiosa, sino más bien por el respeto común y los derechos humanos.