Se dice que los italianos se encuentran en todas las partes del mundo. Es normal, porque siempre hay emigrantes que llegan desde los países más pobres e Italia ha sido una nación bastante pobre. Pero aquí, en Mallorca, han llegado personas que no son emigrantes, empezando por los antiguos romanos, de los cuales todavía se encuentran hallazgos de construcciones.
En la época moderna, después de las guerras, se desarrolló un turismo intenso y continuo que todavía continua, porque la mayoría de los que han venido una vez, vuelven y vuelven hasta…que pueden.
Basta pensar en cuantos hay en el Eurotel, donde muchos han comprado habitaciones y que, a pesar de los cambios en la administración, no han querido vender su propiedad. Así tenemos una señora de noventa y cuatro años que, este año también, ha vuelto para pasar aquí la temporada. Se llama Mariuccia, es de Torino, ha sido administradora de una gran empresa, culta y muy divertida, con mente limpia y buscando vivir todas las nuevas experiencias que le permite su edad.
-Mariuccia, ¿por qué te gusta volver a Mallorca?
Porque me encantan los almendros, el color del mar, el aire limpio y porque aquí siempre encuentro personas que conozco desde hace mucho tiempo. He viajado por tantos lugares del mundo por trabajo, por gusto, pero cuando vuelvo a Mallorca encuentro otra vez una parte de mi vida.
-Pero también en otros lugares has encontrado amigos que conociste en Mallorca…
Sí, ellos también vuelven todos los años y ahora están aquí. Fue en Rusia y hemos compartido muchas aventuras.
Es verdad que en las playas es un continuo abrazarse, felices de reencontrarse y poder charlar de lo que ha pasado en el invierno…y no son sólo italianos!.
Hay una canción que dice “este año no cambiar – misma playa mismo mar…”
Los años transcurren veloces y hay muchos motivos por los cuales no se puede volver. Pero… por qué pensar cosas melancólicas…?
El matrimonio que ha encontrado Mariuccia en Rusia vuelve desde hace más de 45 años… Ida es la hija de uno de los primeros propietarios de un apartamento en el Eurotel y era poco más que una niña cuando desembarcó en Mallorca por primera vez. Confiesa que no puede evitar su vuelta cada año, sería como olvidarse de su papá y sobretodo de una larga parte de su juventud.
También cuando está en Milano, donde vive, controla lo que pasa en la isla a través de las noticias de Facebook y no pierde ocasión para defender los lugares más naturales que las nuevas construcciones amenazan. El marido, Domenico, al cual no le gustaba el mar, ahora es un apasionado de Mallorca, de sus paisajes y de la variedad de plantas y flores que puede encontrar. Las plantas son su gran pasión. Y siempre van buscando sitios donde se puede encontrar la misma naturaleza de los años pasados. No es muy fácil, pero algunas veces pasa.
Qué hacemos ¿llamaremos Mallorca la isla de los recuerdos? Y a tenemos la persona que tiene una memoria fantástica y una información precisa sobra los personajes de todas las nacionalidades que han venido a esta parte de la isla, es Nicoletta, que también vuelve desde hace más de treinta años. Antes con su marido y el barco y ahora viuda de su fantástico esposo, Gianni, que siempre se inventaba algo para la cultura de Son Servera, como muestras de pinturas, de cerámicas y mucho más. Nicoletta siempre se rodea de amigos que no se olvidan de ella. Ella tampoco se olvida, y puede contar la historia de familias enteras. Muy buena recopilando noticias, la llamamos “la radio de Costa de Los Pinos”. Se podría escribir un libro muy interesante, o como mínimo un reportaje con el titulo “Personajes de Costa de los Pinos desde los años ’60 hasta hoy”.
Se podría continuar hablando de familias enteras que vuelven al Port Verd, otros que se han casado con mallorquines, otros que trabajan aquí, como el simpatiquísimo Maurizio del chiringuito de Sa Marjal…y los gestores de restaurantes.
En Cala Bona hay una señora, Ángela, psicoterapeuta con su marido y una encantadora chica de once años. Han vuelto después de la ausencia de algunas temporadas. Cuando le he pedido porqué había vuelto me ha contestado: “No sé… este lugar ha dejado en mi como un sentimiento de pertenencia…y mira Aire (su hija) como es feliz por haberse reencontrado con todos sus amiguitos…”
Parece que cuando se viene a Mallorca se tiene que volver… y no está la “Fontana de Trevi”.
Maria Migliaccio
Deixa un comentari