Una montaña llamada Natalia
En un recoveco casi onírico de Son Moro (Son Servera) a los pies de Na Penyal, conocí en un «tête à tête» a esta artista de mirada lúcida que recuerda a las «garçons» del irreflexivo pero genial Paris de los locos años 20.
Fariñas, que pregona poéticamente en unos de sus audios, una genialidad como: «Tener derecho al más absoluto fracaso» una frase, o verso, o tal vez una pintura pronunciada sobre las ondas, que bien podría salvar a la humanidad entera de su chovinismo y egocentrismo frustrante sino fuese por el empecinamiento de todos en buscar nuestro lugar en el mundo, en vez de conocernos y conocer lo que nos rodea. Como afirma Natalia, cuando habla de su particular camino de baldosas amarillas por donde discurre su particular viraje hacia la creación.
Esta amante del proceso creativo, que también escribe cuando la escalada queda interrumpida, como un escalador sabedor que la cima nunca se trepa sino se alcanza, pinta y escribe para continuar pintando cuando ya no escribe… «todo es lo mismo con diferentes lenguajes», apunta Fariñas, mientras conversa seria, pero entregada y con una sonrisa de sagacidad que otros, artistas o no, nunca alcanzarán a dibujar en el gesto de su rostro. Por eso, esta creadora en permanente conflicto con su obra, como le ocurrió a su admirado Cézanne con la montaña de Sainte-Victoi, nos muestra que el arte, en su amalgama de recónditas posibilidades y disciplinas, es un ejercicio más allá del objeto que otorga al creador una responsabilidad más cercana al artesano abnegado, que del artista, cuál cazador de mariposas en busca de un trazo genial, y no de la genialidad. Es por todo esto, que conversar y conocer a Natalia Fariñas es como el que cree haber visto toda la montaña situándose a los pies de esta.
Cuando inequívocamente solo alcanzará a conocerla, como si pudiera tropezar con su erosión, durante el trayecto de subida. Y una vez, llegado a la cima, se vea a si mismo en un flashback, estando allí abajo. Incapaz de admirar la rueda que nunca se detiene, que es el movimiento (proceso creativo) que permite dibujar la silueta de la montaña que nunca deja de crecer, invisible a nuestros ojos, como el arte. De ahí, que en mi humilde visión, describa a esta genial creadora como una montaña. Una montaña llamada Natalia.
Manel I. Serrano Servera
” La busqueda para mi, no es quedarse en la belleza. ¿Como superas la belleza de la naturaleza? Pretendo ir mas alla, sacar algo más de jugo.”
Lo que no se ve
De la exposición lo más visible son los cuadros, pero también esta todo el proceso que para mi siempre es lo que resulta más interesante. En la parte de abajo de la galería habrá un espacio donde dejare entrever a través de un entramado de objetos y audios el periplo de la creación y su proceso.
El proceso
De hecho dentro del proceso hay momentos que necesitas despejarte, detenerte. Cuando estas trabajando en el lienzo hay momentos que no sabes como salir… como solucionarlo. Entonces me aparto pero no me detengo, sigo creando en el papel y escribo, intentando descubrir por otros modos que es lo que esta pasando.
-Entonces tu creación no tiene fin
-No.
-Sobrepasa lo que es el objeto…
-Creo que siempre pasa eso, no concibo ninguna obra terminada. La obra termina con el fin de la vida.
– ¿Cual ha sido tu viaje? hasta volver de nuevo aquí, a tu casa. A lo que es ahora tu “petit maison” donde creas, estas y das rienda suelta al interminable camino de baldosas amarillas que para ti es el proceso creativo.
– Estudie Bellas Artes en Cuenca, entremedias me marché a Hamburgo con una beca, terminé la carrera. Estuve un año viviendo en Madrid y entre todo este tiempo volvía a Mallorca “para hace la temporada” y con el dinero del trabajo marchaba los inviernos a estudiar. Entre estas idas y venidas finalice mi trabajo PRINCIPIO DE ERROR «Tipp-ex y grafito sobre papel » un proyecto que se expuso en la Escuela de arte José María Cruz Novillo – Fundación Antonio Pérez (Cuenca) que por decirlo en pocas palabras, iba sobre borrar “simbolicamente” la historia del Arte.
Luego vino mi parón en Madrid, vine de nuevo a Mallorca a trabajar. Ese mismo año, al terminar la temporada, me fui con mi amiga Angelita a recorrer el sur de Europa en una furgoneta durante 6 meses.
Viaje, postales sonoras y el suceso iniciático «En esta vida hay que aprender a perderlo todo» (Jack Kerouack)
Emprendí el viaje acompañada por mi ordenador y mi grabadora de audio. Me dedicaba a recoger las típicas postales de souvenir de los lugares que íbamos visitando. A partir de ahí, dibujaba esas postales y les añadía un audio de grabaciones (pasos, risas, caracajadas, conversaciones, todo tipo de ruidos de la calle, la música que pudiera surgir de cualquier sitio, etc) que recogía del lugar que plasmaba la fotografía de la postal. Con mi interpretación sonora y visual reinterpretaba ese souvenir hasta convertirlo en una postal sonora. Por ejemplo, recuerdo que de Croácia hi ce una postal sonora de 3 o 4 minutos, y así sucesivamente de todos los lugares que íbamos visitando.
Recorrimos Turquía de norte a sur, y a la vuelta, en Atenas, nos entraron a robar en la furgoneta y se llevaron mi ordenador, mi grabadora… en un palabra, todo. Llevé la mochila con mi ordenador pegada a mi espalda durante todo el viaje porque sabía de la importancia de lo que llevaba encima y basto dejarla un momento para que me robasen todos mis años de carrera, escritos, trabajos, archivos, fotografías… toda mi vida y 7 años de trabajo, borrados.
Y con el tiempo… ya que fué un duro golpe, me empecé a reír de mi misma… «yo que quería borrar la historia del arte y al final ha sido mi historia la que ha quedado borrada»…
De hecho este suceso aceleró nuestro viaje de regreso fueron 4 meses pero podían haber sido 8. No deja de ser curioso como jugué a borrar la historia del arte y al final fui yo quien de repente, todo mi trabajo, mis méritos quedaron borrados. A partir de ahí tuve que empezar de nuevo, entonces solo puedes empezar de nuevo con lo que queda en tu memoria. Es una lección, porque es imposible separarse de la experiencia, y llegar a esa relfexión esta bien.
– ¿Tal vez debiste hacer ese viaje?
– Si, esta claro. He aprendido muchísimo y me he quitado un peso… me costó su tiempo.
Pintura, camino, proceso.
«Qué quede Bonito», no es el resultado.
Lo que puedo decir es que la pintura la entiendo como una manera para conocer lo que me rodea y conocerme a mi misma. Es un proceso de conocimiento, sería más fácil describir lo que es para mi la pintura recurriendo a frases que ya tengo hechas para salir del paso.. (risas)
Por ejemplo, hablando del proceso literario. Empiezas a escribir y ¿qué? ¿Cuántas palabras sobreviven? De cada veinte tal vez una. Vas suprimiendo, colocando.. organizando. Y en ese proceso vas siendo consciente de que quieres decir, de como lo quieres enfocar y demás…
En la pintura me pasa un poco lo mismo, empiezo…. por poner un ejemplo de mi caso, empiezo a pintar una gallina. Y la gallina es una excusa en si para pintar pero luego llega el problema pictórico, es decir al final no me importa que se vea la gallina o como se vea la gallina, lo único que me importa es que eso -la gallina- esté comunicando algo, plasmar ahí mi experiencia. Y el logro sería que alguien viera en esos trazos lo que he intentado pintar más allá de la gallina.
La busqueda, para mi, no es quedarse en la belleza. ¿Cómo superas la belleza de la naturaleza? Pretendo ir mas allá, sacar algo más de jugo. Y llegar a ese punto de no saber si estoy matando las gallinas y o las gallinas me están matando a mi. La leyenda HASTA LO HUEVOS de mi próxima exposición en Can Dinsky vine a significar la lucha que tengo conmigo misma enfrente de un cuadro.
Es bastante imprevisible… Hay muchas maneras de crear: Hay artistas que parten de un concepto muy claro y despues lo que hacen es modificar la técnica para que se adecue a ese concepto y hay otros artistas que pintan porque si y despues le buscan la justificación.
De un tiempo hasta aquí pensaba más las cosas… y en este caso ha sido ir elaborando conforme voy haciendo.
Observar los vacíos: hurgar en los espacios
Es un ejercicio de concentración que acaba siendo de conciencia. Tener la conciencia de lo que te rodea en este mundo y del mundo en ti. Y seguramente nunca hubiese sido consciente de muchas cosas sino hubiese sido por ese ejercicio, como los espacios que separan una cosa de otra. Al fin al cabo es lo que hace interesante el espacio y da forma a cada cosa.
fotos: gallina fotógrafa