Una enmienda de la Constitución americana precisa que el hombre tiene el derecho de trabajar para alcanzar la felicidad. La felicidad es muy difícil de conseguir y normalmente termina rápidamente. Es casi un instante huidizo.
Lo que se puede conseguir es el bienestar, pero depende mucho del dinero, del trabajo, de la serenidad en las familias y de nuestro entorno.
Y todavía es difícil conservar el bienestar también cuando parece todo favorable, porque en la vida es bastante fácil fallar: una desilusión, la muerte de un ser querido, una separación de los padres, un examen…Y hay muchas más causas que pueden hacer que el individuo empiece a caer en picado: la pobreza, el hambre, la falta de trabajo, las tentaciones de la droga y del alcohol… y el descenso suele ser más rápido que la subida. El individuo siempre está a dos pasos del peligro.
Y es entonces, en la oscuridad del miedo de no poder sobrevivir, que una mano que toma tu mano puede ayudar a subir poco a poco la escalera de la vuelta a la normalidad. Los servicios sociales pueden ser aquella mano. De hecho, trabajan en el ámbito de aquella población que necesita de una atención especial: tercera edad, personas con discapacidad, personas maltratadas (mujeres menores y ancianos), reclusos, víctimas del terrorismo, inmigrantes, minorías étnicas, personas con problemas de salud mental, de drogodependencias, prostitución y otros ámbitos sociales.
En Son Servera, el primer trabajador social, o mejor dicho, la primera trabajadora social, llegó más o menos en el año 1988-1989. Y esta es la primera fase.
En la segunda fase, en la cual trabajaban más una trabajadora familiar y un auxiliar, ha nacido el SAD (servicio de ayuda a domicilio).
En la tercera fase se han incorporado un educador y otra trabajadora familiar, y en la cuarta fase se incorpora un educador familiar.
Este es el momento, casi vente años después de sus inicios en Son Servera, en el que los Servicios Sociales obtienen una sede más confortable y digna en la cual se puede trabajar mejor y proteger la privacidad de los necesitados.
En la quinta fases se incorporaron un auxiliar administrativo y un trabajador social, así que en el 2013 hay dos trabajadoras sociales, una auxiliar administrativa, dos educadores y dos trabajadores familiares.
¿Cómo se desarrolla la intervención de estos trabajadores?
A partir de una demanda concreta de la persona o de la familia, se valora la situación, se hace un diagnóstico persiguiendo algunos objetivos, se estructura un plan de trabajo, un seguimiento y una evaluación.
Esto es uno de los puntos más importantes: no se hace una intervención solo para dar una comida o algo para solucionar un problema aislado, sino que se persigue un segundo plan, el cual, paso a paso, el individuo junto con su familia (si la hay), vuelve a reinsertarse en la sociedad.
La organización de los Servicios Sociales no opera aislada, pero forma parte de una red social donde están involucrados, coordinados y colaboran con servicios específicos como la orientación laboral, el servicio de prevención comunitaria del IMAS (Instituto Mixto de Ayuda Social ), servicio de vejez, servicio de protección al menor, fundación por incapacitados, escuelas, etc…
En el año 2013, el Centro de Son Servera atendió a 89 usuarios (más sus familias) de los cuales 74 tienen expediente abierto.
Un trabajo lleno de responsabilidad.
“Al fin la misión del trabajo social es facilitar que todas las personas desarrollen plenamente sus potencialidades, enriquezcan sus vidas y prevengan las disfunciones”. (Wikipedia).
Y en un periodo de crisis económica y social como la actual, parece un sueño encontrar un servicio en el cual trabajen personas que puedan entender y ayudar a los más débiles.
Y sería más difícil si se continuará con los recortes exactamente a las organizaciones que operan en esto campo.
El absurdo es que, con la falta de trabajo, aumentan los que necesitan ayuda y los recortes se hacen a los que podrían ayudar… es como el perro que se muerde la cola. Al mismo tiempo los ciudadanos pierden confianza en las instituciones y los centros de acogida y las calles se llenan de necesitados.
Nunca se recorta a los ricos (son ellos mismos que hacen las leyes) y la corrupción sigue extendiéndose.
Se recortan las intervenciones para la instrucción de los jóvenes, para la asistencia sanitaria pública, para la cultura, para todo lo que conduce hacia la evolución de las naciones. Y si no se quiere dejar nuestros países en el medioevo mientras los otros evolucionan, será necesario cambiar la política económica y social.
Cuando he pedido a la coordinadora del centro de los Servicios Sociales si podía poner los nombres de los trabajadores de centro ha contestado: “No son importantes nuestros nombres porque todas podemos atender a los que nos buscan. Es mejor publicitar nuestra dirección y nuestro número de teléfono.”
Y aquí están:
C/ Molins núm. 27 – Cala Millor Tel. 971584977
La Regidora de Educación y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Son Servera, Dori Moreno afirma: “Nosotros de la política local no hemos quitado ni un euro a este servicio. Al revés queremos fomentarlo siempre más sobra todo en estos periodo de crisis. También en el presupuesto hay el mismo dinero que en los años pasados, Estamos intentando de reducir nuestras horas de trabajos aun persiguiendo las mismas finalidades, por cuanto el Gobierno Central haya cortado notablemente el personal y quiere absorber estos servicios porqué no son rentables.
Pero nosotros continuamos y no queremos perder la esperanza de poder ayudar los demás y mejorar nuestras sociedad.”
Y esperamos que todas estas esperanzas, esta buena voluntad y esta profesionalidad puedan poner una barrera delante de los pies de los que están marchando hacia el peligro.
Maria Migliaccio