
MICROVINOS en un referente en su categoría, nuestro nombre suena con fuerza entre los microelaboradores de toda España. Semanalmente nuestros sumilleres están haciendo catas para ir conociendo todas las nuevas bodegas que se acercan a Microvinos y seleccionando los mejores vinos para formar parte de nuestro portfolio 2020, y hacerles un lugar en nuestras tiendas.
En 2007, contando con 27 años y muy pocos recursos, este joven inició un proyecto en el que pocos creían. A día de hoy, los distribuidores que por entonces copaban el servicio de vinos a restaurantes y hoteles, los representantes de grandes marcas comerciales establecidas en el mercado y la gente que no confiaban en su proyecto han reconocido el éxito que ostenta el modelo de empresa de la compañía Microvinos. Hoy entrevistamos a Israel Ruiz, propietario y fundador de esta compañía serverina. CM7
Buenas tardes Israel. ¿Cómo empieza Microvinos?
Buenas tardes Manuel. Pues la verdad, el inicio es un poco incierto. Todo comienza de manera muy rudimentaria y con muy pocos medios. Debido a mis conocimientos adquiridos durante mi trayectoria profesional en hostelería con respecto al vino y la sumillería un día me planteo dar forma a una empresa que asesorara a restauradores en cuanto a la selección de vinos que ofrecian en sus negocios. Microvinos nace para asesorar, profesionalizar y formar a los equipos de sala, camareros, jefes de sala, maitres, etc…Una vez que finalizaba dicha formación nuestro trabajo había terminado.
¿Cómo entonces acabas en una nave de 400m2, con otro almacen anexo de 380m2, una tienda en Cala Millor, otra en Manacor, una plataforma de venta por internet, 15 empleados, una flota de vehículos, etc…?
Pues la respuesta podríamos decir que es el resultado del crecimiento de un bebé que nació por necesidad y que creció hasta hacerse un hombre. Yo lo veo así. Cuando nuestra asesoría terminaba los restauradores encontraban serias dificultades para adquirir muchos vinos que nosotros les habíamos dado a conocer y les habían conquistado, entonces decidimos crear una empresa que se encargase de tal tarea. Es así como nace la distribuidora. Comenzamos entonces a comercializar. La distribuidora nace como consecuencia de la asesoría. Nace ante la necesidad de comercializar y dar a conocer todos aquellos vinos elaborados de manera artesanal, por pequeños elaboradores que aún no han desvirtuado el arte de hacer un buen vino, respetando las tradiciones ancestrales. Antes del nacimiento de nuestra compañía, era muy difícil encontrar en el mercado este tipo de producto. Nosotros hemos logrado hacer llegar a nuestros clientes un tipo de vino que de otra manera sería impensable que llegasen a sus manos.
¿Cuales eran los recursos con los que contabas en aquellos inicios?
Pocos. Muy pocos e intangibles. Mucha ilusión, capacidad de organización, empeño, constancia y una mujer maravillosa que ha soportado todo lo que conlleva el crecimiento de un negocio. Una vez que acababa las visitas a los clientes me iba a casa y con el ordenador del salón y una impresora hacía las facturas. La plaza de parking comunitario del apartamento en el que aún vivo servía de espacio para preparar los pedidos y hacía servir de almacén un pequeño trastero de unos 5 m2 que tenia cerca de ese parking comunitario. Repartía los pedidos en un pequeño coche que tenía para uso familiar y aquellos días en los que había suerte y el género no cabía en el coche mi mujer se quedaba en el parking con mi hijo mayor, que entonces era un bebé, guardando el género y esperando horas a que yo volviera de repartir. Fue duro, no teníamos ningún recurso económico. Al cabo de un año pudimos comprar una carretilla para transportar cajas y una pequeña furgoneta de segunda mano. Hasta entonces todo lo repartía a mano. Dejé de hacer horas extras en Restaurantes y muchas personas me conocen por poner copas en discotecas de la zona debido a que tenía que suplementar economicamente el proyecto. Llega el momento en el que contratamos a un chofer y alquilamos el local donde se encuentra la tienda de Cala Millor.
¿Podríamos decir que es entonces cuando Microvinos toma forma?
Podríamos decir que es entonces cuando me doy cuenta de la verdadera dificultad que entraña un negocio. Teníamos un local diáfano, vacío, cuatro paredes y lo decoramos con unas pocas cajas de vino. Los rótulos los colocamos pasado un año y poco a poco fuimos construyendo las estanterías. Gracias a algún amigo bodeguero que confió en nosotros y nos envió vino pudimos poner algo en las estanterías. Era todo muy difícil. La crisis que sobrevino aquel año también ralentizó el proyecto. Pero no podía rendirme. He llorado, he sufrido, he luchado y aquellos meses en los que venía un gasto extra tenía que volver a hacer horas extras nuevamente.
¿Cuándo acaba esa difícil cuesta arriba y comienza la cuesta abajo?
Pues siendo sincero en torno al 2013, seis años desde el comienzo. Ya éramos tres comerciales y dos chóferes y nos instalamos en Son Servera. En el almacén que hoy utilizamos como depósito. Ya tomó forma de compañía seria. La confianza que generaba el proyecto en proveedores y clientes crecía exponencialmente. Crece por tanto la capacidad de financiación y el “oxígeno comercial” que esto generaba nos permitía abarcar mas rango de facturación y venta.
¿Os cuesta mucho esfuerzo encontrar nuevos microelaboradores que quieran colaborar con vosotros?
Actualmente estamos recibiendo multitud de ofertas de microbodegas que quieren colaborar con nuestra compañía debido a su especialización y utilizar nuestra plataforma para hacer llegar sus vinos al cliente final. Es para mí un honor que esta empresa que empezó operando en un garaje, se haya convertido en un referente en su categoría y que nuestro nombre suene con fuerza entre los microelaboradores de toda España. Semanalmente nuestros sumilleres están haciendo catas para ir conociendo todas las nuevas bodegas que se acercan a Microvinos y seleccionando los mejores vinos para formar parte de nuestro portfolio 2020, y hacerles un lugar en nuestras tiendas.
¿Por qué Son Servera y no Palma?
Desde mi llegada a la isla, he estado de una u otra manera vinculado a este pueblo. Cierto es que a nivel logístico no es la mejor localización para nuestra compañía pero “poble fa poble” o al menos eso aprendí desde mi llegada. Estamos totalmente involucrados en todo lo concerniente a este pueblo y nos gusta disfrutar y colaborar en sus fiestas populares y eventos, ayudamos en lo que buenamente podemos. Fiestas patronales, fiestas del turista, Sant Antoni, etc… siempre haciendo pueblo. Llevamos ya unos años patrocinando y ayudando economicamente al equipo de futbol Serverense y ayudando a mantener las instalaciones, donde está creciendo una buena cantera de futbolistas. Creemos en el futuro y apostamos fuerte por el de nuestros jóvenes. Siempre con el deporte. Con los comerciantes de la zona. Si quieres madera a Can Teret, si necesitas ladrillo a Morlá Mascaró, si te falta una ventana a Can Petope Promon…esa es mi filosofía.
Danos algún consejo para aventurarnos en la elección de un buen vino.
Tómalo siempre en buena compañía porque en ocasiones es mas importante que su precio.
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